Un estudio revela que dos tercios de las instalaciones productoras de medicamentos están expuestas a eventos climáticos severos
ATLANTA — La fragilidad del sistema farmacéutico estadounidense ante los desastres naturales vuelve a quedar en evidencia. Un nuevo estudio de la Sociedad Americana Contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), publicado el 20 de agosto de 2025 en la Journal of the American Medical Association (JAMA), muestra que casi dos tercios de todas las instalaciones de producción de medicamentos en el país están ubicadas en condados que han experimentado al menos una declaración federal de desastre climático entre 2019 y 2024.
Este hallazgo llega tras episodios recientes que generaron interrupciones críticas en la cadena de suministro, como lo ocurrido con el huracán Helene en 2024, que dañó una instalación en Carolina del Norte y provocó escasez de fluidos intravenosos a nivel nacional. Un escenario similar ya había ocurrido en 2017, tras el paso del huracán María por Puerto Rico.
“Las escaseces de medicamentos después de desastres climáticos demuestran que la cadena de suministro farmacéutica aún no es resiliente ante interrupciones relacionadas con el clima”, advirtió la Dra. Leticia Nogueira, directora científica de investigación en servicios de salud en la ACS y autora principal del estudio.
Riesgo generalizado y difícil de evitar
Los investigadores revisaron los registros del sitio de registro de establecimientos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para identificar todas las instalaciones activas en EE. UU. entre 2019 y 2024. Paralelamente, cruzaron esos datos con las declaraciones de desastre emitidas por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), enfocándose en eventos como huracanes, incendios forestales, inundaciones y tornados.
Durante ese periodo, se registraron 10,861 instalaciones productoras de fármacos. De ellas, 6,819 (62.8 %) estuvieron activas en condados que experimentaron al menos una declaración de desastre. El año más crítico fue 2020, cuando el 43.9 % de las plantas activas estuvieron en zonas afectadas.
El estudio evidenció que todos los tipos de actividad farmacéutica —desde la fabricación hasta la preparación o procesamiento— estuvieron presentes en condados impactados por desastres climáticos. Aunque los huracanes fueron los eventos más frecuentes en zonas con instalaciones activas, otros fenómenos también incidieron de forma significativa. Además, los autores concluyeron que no hubo diferencias estadísticamente relevantes entre los condados con y sin plantas farmacéuticas en cuanto a la probabilidad de enfrentar un desastre, lo cual invalida la idea de que reubicar fábricas sea una solución eficaz.
Una alerta para la salud pública
“Estos hallazgos destacan la urgencia de integrar la gestión del riesgo de desastres en las estrategias de planificación y asignación de recursos a lo largo de toda la cadena de suministro farmacéutica”, señaló Nogueira. “Es necesario prever las amenazas y mitigarlas de forma proactiva para evitar interrupciones críticas en la atención médica”.
En particular, los medicamentos oncológicos —en especial aquellos más antiguos, genéricos y de administración inyectable— han estado en escasez crónica por una combinación de factores económicos y naturales. Por ello, desde la red de defensa legislativa ACS CAN (Cancer Action Network), se están impulsando reformas para abordar las vulnerabilidades sistémicas.
“Esta investigación demuestra la necesidad urgente de establecer redundancias en la cadena de suministro de medicamentos”, afirmó el Dr. Mark E. Fleury, director de políticas en ciencia emergente en ACS CAN. “Desde nuestra red lideramos un grupo de trabajo contra la escasez de fármacos, que reúne a más de 20 organizaciones enfocadas en desarrollar soluciones basadas en datos para este problema”.
Publicado hoy, 24 de agosto, el análisis cobra aún más relevancia en un contexto de creciente incertidumbre climática, subrayando la necesidad de transformar el modelo de producción farmacéutica del país.
