El médico uruguayo compartió en Puerto Rico su visión sobre liderazgo, trabajo en equipo y resiliencia ante la adversidad
FAJARDO, Puerto Rico – El Dr. Roberto Canessa tenía solo 19 años cuando vivió una de las tragedias más estremecedoras del siglo XX: el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en la cordillera de los Andes, ocurrido en octubre de 1972. Junto a otros 15 sobrevivientes, permaneció 72 días atrapado en la nieve.
Fue uno de los dos jóvenes (el otro es Nando Parrado) que emprendieron la caminata de rescate de diez días que permitió salvar al resto del grupo. Hoy, convertido en cardiólogo pediátrico y conferenciante internacional, Canessa visitó Puerto Rico para participar como orador en la convención de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos (SHRM).
“La conferencia no se trata de mí, se trata de ustedes”, dijo al comenzar la entrevista con Seguros y Finanzas. “¿Qué haces cuando se te cae el avión? Cuando la vida te presenta una situación que no buscaste ni programaste, ¿cómo lográs agruparte, adaptarte, y seguir adelante?”.
Canessa ofreció una reflexión profunda sobre liderazgo, con enseñanzas que trascienden la historia que lo hizo conocido. Para él, la clave está en la capacidad del ser humano de reorganizarse ante lo inesperado.
“En la montaña nos transformamos de rugbistas en sobrevivientes de alta montaña. Fuimos creando una sociedad distinta, paso a paso, sin darnos cuenta”.
Esa “Sociedad de la nieve”, como se titula la película más reciente sobre su historia, fue el resultado de una adaptación colectiva a la emergencia, donde cada decisión implicaba vida o muerte. En ese contexto, Canessa asumió un rol activo desde el primer momento, gracias a los conocimientos adquiridos como estudiante de medicina.
“Mi padre era médico, yo entendía de lesiones de rugby. La situación exigía accionar con rapidez. No era medicina de hospital, era medicina de guerra”, recordó.
Durante la conversación, compartió ejemplos crudos pero aleccionadores. Recordó cómo fabricaban agua gota a gota derritiendo nieve con partes del avión, y cómo incluso en esas condiciones florecía la generosidad.
“Una vez alguien tomó una botella y le dijeron ‘¿te la vas a tomar vos?’. Y respondió: ‘No, se la voy a llevar a Arturo, que está deprimido y tiene las piernas rotas’. En los momentos de mayor necesidad, es cuando más aparece la solidaridad”, afirmó.
Liderazgo que nace en la adversidad
Canessa también abordó cómo aplicar esas vivencias en el ámbito corporativo y en la gestión de personas. Habló del valor de actuar sin esperar a que otros resuelvan, de anticiparse a la crisis y avanzar con dirección.
“No te sientes a esperar que vengan los helicópteros. Andá a buscarlos, aunque no veas aún la salida. Apostá a la dirección correcta, paso a paso. Cada paso que des, es uno menos para llegar”.
Para el médico, un líder no se define por lo que exige, sino por lo que siembra. “Un líder tiene que estar cuando su gente lo necesita. No sirve de nada hablar de valores si, cuando alguien del equipo tiene un familiar enfermo, no estuviste ahí. No tenés autoridad moral para pedir compromiso si no lo diste antes”, sostuvo.
Desde la montaña, Canessa llevó ese aprendizaje a la medicina. Se convirtió en un cardiólogo pediátrico reconocido por intervenir en casos complejos, incluso antes del nacimiento. Compartió el caso de un niño operado dentro del útero para remover un tumor cardíaco. Ese niño, contó, hoy comparte aula con su nieto. “He tenido suerte. Soy parte de un equipo. Pero he sido un mimado de la cardiología”, expresó con humildad.

Sobre el impacto cultural de la historia, habló de su participación en la película La sociedad de la nieve, dirigida por J.A. Bayona. Aplaudió la seriedad con que se trabajó el proyecto, incluyendo reuniones entre los actores y los familiares de quienes no sobrevivieron. “Me preguntan si fue tan duro como en la película. Y les digo: si mostraran lo que fue de verdad, la gente no saldría por el pasillo del cine, saldría por encima de los asientos”.
La historia del vuelo 571 ha impactado a millones, pero Canessa se resiste a que lo vean como un héroe. Prefiere hablar del trabajo en equipo, de la comunidad que los apoyó al volver, y de los hijos y nietos de los que no regresaron. “Vivimos todos en el mismo barrio. Nuestros nietos van a las mismas escuelas. Nos cuidaron con cariño y generosidad”.
Para las nuevas generaciones, su consejo es directo y sin dramatismos: “No esperes a que se te caiga el avión para darte cuenta de lo bien que estás. Y si se te cae… empezá a caminar”.
Su historia no es solo de supervivencia. Es una lección viviente de cómo transformar el dolor en propósito, la incertidumbre en decisión, y la adversidad en oportunidad para liderar con empatía, coraje y sentido humano.