Municipios con mayor incidencia reflejan vulnerabilidad persistente mientras los restaurantes encabezan los sectores más afectados
SAN JUAN, Puerto Rico – Aunque el ritmo de radicaciones de quiebra en Puerto Rico comienza a desacelerarse tras el marcado repunte de 2023 y 2024, varios municipios y sectores comerciales siguen mostrando señales de debilidad económica, según reveló la abogada y experta en transformación financiera, Lcda. Zelma Dávila.
El más reciente Resumen Estadístico de Quiebras correspondiente a mayo de 2025 apunta a una fragilidad persistente en áreas específicas del país.
Entre enero y mayo de este año se han reportado 2,502 radicaciones de quiebra, un aumento de 6.4% en comparación con el mismo periodo de 2024. Solo en mayo se registraron 520 casos, lo que representa un alza de apenas 4%, en contraste con el crecimiento de más del 30 % que marcó el año anterior.
“No estamos viendo un descontrol, pero tampoco una recuperación profunda. Este equilibrio aparente esconde tensiones estructurales, particularmente en sectores que no lograron superar del todo los efectos de la pandemia”, expresó Dávila.
San Juan encabeza la lista de municipios con más radicaciones (217), seguido por Ponce (140) y Carolina (136). No obstante, Dávila destacó con preocupación el aumento de casos en municipios más pequeños como Toa Alta, Aguada y Añasco, lo cual refleja una distribución geográfica desigual del riesgo económico.
“Estos focos deben atenderse con estrategias locales de planificación y apoyo a comerciantes, especialmente desde la administración municipal”, indicó.
En el sector comercial, los restaurantes lideran las radicaciones con 14 casos reportados, seguidos por los salones de belleza (9), talleres de mecánica automotriz y empresas de seguridad. Estos sectores representan una porción significativa de la deuda total reportada, que asciende ya a cerca de $289 millones.
Las quiebras bajo el Capítulo 7, que conllevan la liquidación de activos, aumentaron en 14.8%, alcanzando un total de 876 casos hasta mayo. “Este repunte sugiere que más personas y negocios están optando por cerrar operaciones ante la imposibilidad de reorganizarse”, explicó Dávila.
En contraste, las radicaciones bajo el Capítulo 13 —que permiten la reestructuración de deuda— crecieron de forma más moderada (2.8%) y continúan siendo la modalidad más utilizada, representando el 63.9% del total.
“El comportamiento mixto que estamos viendo en estos datos nos recuerda que la fragilidad financiera persiste, aunque no de forma uniforme. Hay sectores y regiones particularmente expuestos que merecen atención estratégica”, concluyó.






