Por Ivelisse Rivera Quiñones
Revista Seguros
Los fraudes que sufren las empresas boricuas anualmente, por parte de sus propios empleados, representan el 3.5% de las ventas en Puerto Rico, lo que equivale a $2,400 millones a la economía del país. Esto, según datos del estudio “Retrato del Fraude en Puerto Rico 2020”, realizado por el Colegio de Contadores Públicos Autorizados (CCPA).
Ante lo costoso que resulta esta violación a la confianza patrono-empleado, que en ocasiones puede conllevar incluso cargos criminales, la prevención surge como la mejor alternativa para la protección de las empresas.
El CCPA realizó recientemente la conferencia “El Fraude se viste de verdad, ¿Cómo enfrentarlo?”. En este evento, expertos en materias especializadas compartieron sus experiencias, desde la prevención hasta la investigación, con el objetivo de informar y educar a los empresarios locales.
“El fraude es un costo muy alto para las empresas. No tendríamos que conseguir un dólar más en ventas si logramos minimizar o limitar los fraudes y abusos”, manifestó el CPA y especialista antifraude, Eduardo González Green. Explicaba que el fraude tiene muchos niveles, desde el “inocuo” de llevarse de la oficina una resma de papel hasta la falsificación de documentos.
No obstante, todos los fraudes o abusos, por “pequeños” que parezcan, tienen un costo para la empresa.
González Green, colaborador del CCPA y quien presentó durante la conferencia la charla “Consideraciones prácticas durante investigaciones de fraude”, explicó a Revista Seguros que existen tres tipos o modalidades de fraude: la apropiación de activos, como adueñarse del dinero de la compañía; la corrupción, aplicable a todo tipo de empresa, aunque generalmente se asocia con el Gobierno; y la falsificación o manipulación de estados financieros.
“La falsificación o manipulación de estados financieros es el tipo de fraude menos frecuente, pero el más costoso”, aseguró González Green.
“Lo malo del fraude es que la víctima ni sabe que es víctima”, añadió el experto, enfatizando que la clave para atajar el fraude es la prevención.
La prevención, además de lo obvio de evitar o minimizar las posibilidades de fraude, también disminuye los costos asociados a esta actividad, al esquivar entrar en investigaciones, gastos legales y reclamaciones a seguros.
“El asunto más importante es la prevención. Si tienes que hacer una investigación, ya ‘sangraste’ mucho, porque cuando empiezas a investigar es porque el fraude es evidente y te ha costado por un periodo de tiempo”, dijo el CPA.
“La gente tiene que invertir en prevención, es decir, en procesos, políticas y controles internos. Como parte de la prevención, se debe invertir también en buenos sistemas de información. Con todos los avances tecnológicos que hay, mientras más robusto sean tus sistemas, mejor protegido vas a estar”, añadió.
González Green enfatizó que establecer medidas y controles internos no necesariamente tiene que ser oneroso para la empresa.
“No todos los controles internos cuestan. Depende de la industria; a más sofisticada, como la salud y la banca, pues sí deben ser más rigurosos y conllevan un costo. Sin embargo, el dueño de una gasolinera puede poner un letrerito que diga ‘si no recibe un recibo de compra, repórtelo y tendrá un descuento de $5’. De esta forma, establece un control interno y eso le costó lo que cuesta el letrerito”, relató el experto antifraude.
Protección de seguros
En cuanto a las pólizas para protegerse contra el fraude, el CPA indicó que en muchas ocasiones las empresas no están debidamente aseguradas, por lo que a la hora de hacer una reclamación, en menos de la mitad de los casos la acción prospera.
“En Puerto Rico, no todas las entidades están necesariamente bien aseguradas en términos de póliza de deshonestidad. El estudio reveló que de aquellas personas víctimas de fraude, solo el 36% lograron recuperar la pérdida porque no estaban bien asegurados. Por ejemplo, los límites no estaban bien establecidos. Eso es bien común. A veces, por ahorrarse algunos centavos, sacrifican una cobertura adecuada”, puntualizó.
Otro de los motivos para que no pudieran prosperar las reclamaciones fue el no seguir las indicaciones del proceso a seguir una vez se sospecha de fraude.
“Las pólizas tienen unos elementos de notificación. Si tú como patrono te das cuenta de un posible evento de fraude, tienes que notificar al asegurador. Si empiezas a investigar y no notificaste, no recobras la pérdida”, aclaró González Green.
El CPA finalizó recalcando la importancia de la prevención, sin importar el tipo o el tamaño de la empresa, ya que cualquiera puede ser víctima de fraude.
“Aquí no hay medicina o vacuna antifraude. Toda empresa puede ser víctima de fraude en mayor o menor grado”, destacó, mientras comentaba que en el estudio de fraude 2020 del CCPA, el Gobierno fue la mayor víctima de fraude en la isla para ese periodo, seguido de las empresas de venta al detal.