Por Miguel Guindín
Overdrive News
La séptima generación del Ford Mustang llegó a Puerto Rico, y tuve el privilegio de ser uno de los medios invitados por Ford Puerto Rico para ponerlo a prueba tanto en la calle como en la pista. Dispusimos de un total de nueve Mustangs, ocho de los cuales eran GT. De estos GT, solo uno contaba con transmisión manual, pero seis estaban equipados con el Performance Package.
A mí, en particular, me asignaron uno de los GT automáticos con Performance Package en color Iconic Silver Metallic. La ruta planeada incluyó un trayecto desde San Juan hasta Dorado para almorzar y luego continuar hacia la pista de Arecibo. Una vez allí, tuvimos la oportunidad de dar un pase en el ⅛ de milla acompañados de un instructor.
Glorioso V-8 aspirado
En los últimos años, se ha vuelto común leer o escuchar que el motor V-8 podría estar acercándose a su fin, debido principalmente a cuestiones de emisiones entre otras razones. Sin embargo, para Ford, el V-8 sigue muy vivo e introdujo la cuarta generación de su motor V-8 «Coyote» en el nuevo Mustang. Este motor hizo su debut en 2011, marcando el regreso triunfal del famoso 5.0 litros, muy popular en las décadas de 1980 y 1990.
En poco más de una década, el Coyote ha incrementado su potencia en unos 68 caballos de fuerza, manteniéndose aspirado. El caballaje máximo en el GT varía dependiendo de si está equipado con un sistema de escape variable que abre y cierra una válvula. Con el sistema, produce 486 caballos de fuerza, mientras que sin él, alcanza los 480 caballos de fuerza.
Por otro lado, el Dark Horse alcanza una impresionante cifra de 500 caballos. Independientemente del sistema de escape, el torque máximo es de 418 libras-pie. Entre los cambios más significativos se encuentra un sistema de doble inducción que mejora la respiración del motor, aumentando naturalmente la potencia. El diseño continúa siendo de doble árbol de levas en cabeza junto con 32 válvulas.
Primeras impresiones
Subirse al Mustang y escuchar el ronroneo inicial del V-8 es un momento especial. Aunque no soy una persona de gran estatura, encontré el Mustang sorprendentemente cómodo para ser un auto deportivo. La posición de manejo es más elevada que en muchos deportivos, asemejándose más a la de un sedán. La calidad del interior ha mejorado significativamente, ofreciendo una sensación de auto bien construido.
Destacó el panel de instrumentos digital configurable, que ofrece varias temáticas, incluyendo una dedicada al Mustang Fox Body. Menos agradable fue la eliminación de los controles físicos para el aire acondicionado, lo que obliga a recurrir a la pantalla táctil para su manejo.
En la carretera
A pesar de rozar las dos toneladas de peso, el Mustang GT se muestra ágil, lo que hace difícil percibir su masa detrás del volante. La suspensión, decididamente deportiva, transmite fielmente las condiciones de la carretera pero también proporciona una excelente estabilidad.
Este es un aspecto en el que Ford ha trabajado intensamente, especialmente desde la introducción de la suspensión trasera independiente en el modelo anterior.
El Performance Package añade la suspensión adaptativa MagneRide, que se ajusta a cada modo de conducción. Aunque ningún modo es particularmente suave, el auto se mantiene estable y controlable. Después de todo, no es un Lincoln y no pretende serlo.
En la pista
La experiencia en pista en Arecibo nos permitió evaluar la aceleración del Mustang en un entorno seguro. Aunque se nos pidió no arrancar de manera demasiado agresiva por seguridad, la experiencia fue suficiente para apreciar la potencia de este motor y su embriagadora sinfonía de ocho cilindros.
Este motor es un testimonio viviente de por qué, aunque los eléctricos pueden ser rápidos, carecen del carisma de los motores de combustión interna. La transmisión automática, refinada a lo largo de los años, impresionó por su rapidez en los cambios. Personalmente, solo optaría por la manual en el Dark Horse, que viene equipado con una caja Tremec 3150 más robusta que la Getrag MT-82 del GT.
Los compradores del EcoBoost no enfrentan este dilema, ya que este modelo ahora solo se ofrece con transmisión automática.
Conclusión
Es difícil imaginar cómo cualquier aficionado al Mustang podría quedar insatisfecho con este nuevo S650. Se trata del Mustang más avanzado tecnológicamente hasta la fecha, pero su esencia permanece intacta.
El único posible obstáculo para algunos entusiastas podría ser el precio, que comienza en $59,995. Sin embargo, para aquellos en busca de alto rendimiento o uno de los pocos V-8 aspirados que quedan, será difícil encontrar una mejor opción por menos.
Ford conoce bien a su público y les ofrece exactamente lo que desean, ni más ni menos. No es casualidad que el Mustang haya mantenido 60 años de producción ininterrumpida, mientras que sus principales competidores han ido y venido.