Durante el XX Foro de Contabilidad y Auditoría Gubernamental, el economista Vicente Feliciano anticipó los efectos de las políticas económicas de EE.UU., que ya se materializan con el anuncio de un arancel global del 10%
SAN JUAN, Puerto Rico — La imposición de un arancel global del 10% sobre todas las importaciones, anunciada esta semana por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no tomó por sorpresa al economista Vicente Feliciano, presidente de Advantage Business Consulting.
Durante su participación en el XX Foro de Contabilidad y Auditoría Gubernamental, organizado por el Colegio de CPA de Puerto Rico, Feliciano advirtió que el nuevo rumbo económico ya se siente en mercados como el de Puerto Rico: mayor incertidumbre, precios más altos y beneficios limitados, si alguno.
“La administración tiene la convicción de que vamos a tener mayores inversiones. En el caso de Puerto Rico, yo no la veo”, dijo Feliciano al analizar el paquete de aranceles que también incluye aumentos adicionales del 34% para las importaciones provenientes de China y del 20% para las de la Unión Europea. Para países como República Dominicana y Colombia, el impacto será de un 10% base, lo que, según el economista, afectará directamente al bolsillo del consumidor puertorriqueño.
“Supóngase que un mueble puede venir de Colombia o de Carolina del Sur. El de Carolina del Sur no paga arancel, el colombiano sí. Por lo tanto, el producto colombiano nos va a subir de precio. Pero ese productor de Carolina del Sur dice: ‘a los colombianos les subieron 10%, yo subo cinco y como quiera salgo bien’. Aun cuando nuestro proveedor sea de Estados Unidos, los aranceles cambian la dinámica del juego”, explicó.
Feliciano utilizó el ejemplo del aguacate para ilustrar cómo los consumidores verán el efecto de estas medidas en su vida cotidiana. La mayoría de los aguacates que se consumen en Puerto Rico provienen de República Dominicana, país que ahora enfrentará el arancel del 10%.
“El guacamole va a estar más caro”, dijo.
El economista también abordó las promesas de campaña de Trump, como la eliminación de impuestos sobre las propinas, la reducción de las contribuciones personales y corporativas, y la desregulación de ciertos sectores. Sin embargo, aclaró que esas medidas no tienen impacto directo sobre la isla.
“De todo eso nos beneficiamos cero. Nosotros no estamos en la fila”, afirmó.
Sobre el argumento de que los aranceles provocarán una ola de inversión en Estados Unidos, Feliciano mostró reservas. Cuestionó que empresas decidan hacer apuestas multimillonarias sin garantías a largo plazo.
“¿Cuánto tiempo me tardo desde que consigo los permisos hasta que monto la fábrica? ¿Y qué pasa si hay cambio de gobierno y me quitan los aranceles?”, preguntó. También recordó que el propio Trump ha hablado públicamente sobre buscar un tercer término, a pesar de los límites constitucionales.
En su análisis fiscal, Feliciano advirtió que los recortes contributivos prometidos por la administración podrían tener consecuencias graves si no vienen acompañados de recortes de gastos. Pero esa opción también luce improbable. Detalló que el 65% del presupuesto federal está comprometido con Seguro Social, Medicare y Medicaid, programas que no están en discusión para recorte. El 10% se destina al servicio de la deuda, y el 12% a defensa.
“Ya dijeron que no van a tocar Medicaid. En el primer término de Trump se hablaba de eliminar Obamacare. No lo han vuelto a decir, porque los beneficiarios ahora son los grupos que apoyan a Trump”, explicó. “Para conseguir reducciones significativas, los recortes en ese grupo del 1% tienen que ser brutales. Yo no lo veo sucediendo”.
A nivel local, Feliciano indicó que el riesgo principal no es el despido de empleados federales, sino la reducción en transferencias que sostienen funciones esenciales del gobierno de Puerto Rico.
“Mientras estemos hablando de que despiden empleados federales, no estamos hablando de un impacto grande. El impacto grande es si le dicen al Departamento de Educación: ese dinero que tienes ahí… olvídate de él el año que viene”. Recordó además que el aumento a los maestros fue financiado con fondos del COVID, que expiran en septiembre. “Ese dinero no va a estar”, advirtió.
Incertidumbre para el sector empresarial
Sobre el panorama económico general, Feliciano sostuvo que aún no se observan cambios en los indicadores duros como empleo o inflación, pero sí en los indicadores blandos.
“El índice de confianza del consumidor está bajando. La gente está nerviosa. Mira su 401k y no se siente segura. Hay un ambiente que no promueve el desarrollo económico”, señaló. También dijo que la reducción de mano de obra por redadas migratorias puede incrementar los costos operacionales.
“Recoger tomates va a ser más caro. Después de las redadas, conseguir un bacalaíto en Loíza se hacía complicado”, relató.
Feliciano cerró su presentación sin pronósticos, pero con un mensaje claro: la falta de certeza domina el panorama. “No les puedo decir que la economía va a ir mal. Pero tampoco que va a ir bien. La incertidumbre es la nota del día”.
Y concluyó con una frase que sintetiza su lectura del momento económico: “Nosotros no estamos en la fila”.