Por Ivelisse Rivera Quiñones
En un mundo cada vez más digitalizado, las estafas amorosas en línea se han convertido en una preocupación creciente, tanto por su impacto económico como por las secuelas emocionales que dejan a su paso.
Son los adultos mayores entre 55 a 64 años, especialmente mujeres, los más afectados por este tipo de fraude, en el que el perpetrador se aprovecha de la vulnerabilidad y soledad de estas personas para defraudarlas, tanto económica como emocionalmente.
Los efectos económicos son devastadores. Según estadísticas de la Comisión Federal de Comercio (Federal Trade Commission, FTC), en el año 2022, se reportaron pérdidas de $240 millones debido a este tipo de estafas. A nivel nacional, las estafas románticas ocupan el tercer lugar, después de los fraudes de inversiones y los de oportunidades de negocio.
A nivel emocional, no hay forma cuantificable para medir el daño. No obstante, es seguro que las cicatrices emocionales dejadas son profundas y dolorosas, acompañadas de sentimientos de frustración, impotencia y vergüenza.
«La estafa amorosa es una estafa que se da dentro de una relación, la mayoría del tiempo, consensual, en donde los individuos establecen una relación romántica y, cuando ya han establecido confianza, empiezan a solicitar dinero o artículos de valor. No todas se dan por teléfono, algunas se dan en aplicaciones de citas, pero la mayoría se da por las redes sociales», explicó Rebecca González, Agente Especial a Cargo de HSI San Juan, rama investigativa principal del Departamento de Seguridad Nacional.
González explicó que estos individuos pueden estar meses «cortejando» a sus víctimas hasta que están seguros de la inversión emocional de la persona y es ahí cuando atacan. De los pretextos más comunes que utilizan para sacarle dinero a sus víctimas, es decirles que tienen un hijo enfermo y que necesitan dinero para el tratamiento médico. La otra estrategia frecuente es decir que quieren visitar a la persona en Puerto Rico, pero que necesitan dinero para la visa, el pasaje. Las peticiones de dinero, normalmente, comienzan por pequeñas cantidades hasta llegar a sumas considerables.
«Hemos visto casos de personas que han sacado préstamos personales para enviarle dinero a estos individuos», relató la agente especial a cargo, mientras lamentaba que las víctimas pierden mucho más que dinero.
«El impacto emocional es severo, pasan por una pérdida, porque para estas personas ellas estaban en una relación. Hablaban a todas horas con estas personas, había un vínculo. A eso se suma la vergüenza y también la pérdida de dinero», agregó González.
Hay señales de alerta que las personas deben tener presentes para poder identificar lo que podría ser una estafa romántica. Por ejemplo, solicitudes de amistad en redes sociales por personas que no se conocen y con las que no se tienen amigos en común. Muchas veces, además, estos ‘perfiles’ tienen muy pocos amigos y casi ninguna o ninguna publicación.
Una vez que el perpetrador logró establecer una relación, otras señales de peligro son que compartan mucha información personal y sensible, rápido que se establece la «amistad»; que la comunicación nunca se dé por videollamada y que pongan múltiples excusas para evitar trasladarse a la isla para conocerse en persona.
«Si llevas 10 meses hablando con una persona y nunca se ha usado una videollamada, que es algo tan común hoy en día, eso es una bandera roja. Si se están conociendo y van a las millas dando información también es una bandera roja. Con eso le bajan la guardia a la víctima y entonces las víctimas comparten lo mismo. Ahí hacen el análisis de qué tipo de víctima tienen para poderle sacar el dinero», dijo.
En la mayoría de los casos, los individuos que se dedican a estas estafas, no están en Puerto Rico, ni siquiera en los Estados Unidos, por lo que la probabilidad de que las autoridades puedan procesarlos criminalmente y recobrar el dinero es casi inexistente.
«En todos los casos que tenemos activos, ninguno de los individuos están en los Estados Unidos. Ese dinero está perdido. Y el individuo no se va a poder procesar criminalmente», compartió.
Aunque estos estafadores son muy hábiles, existen medidas de protección que las personas pueden poner en marcha para evitar caer en estos fraudes.
González aconsejó mantener la guardia alta en línea, verificar la autenticidad de las personas con las que se interactúa, no compartir información personal como número de seguro social y dirección, que podría llevar a otros tipos de fraude, y nunca enviar dinero a desconocidos.
En caso de que un amigo o familiar sepa o sospeche de una estafa romántica contra un ser querido, González aconsejó hacer un acercamiento a la víctima para ayudarlo, pero que se haga de manera empática y solidaria.
«Hay que ir con calma. No se puede perder la tabla. Son personas que tienen sentimientos por esos individuos, estamos hablando de una relación. Hay que ir poco a poco y en la medida en que se pueda recomiendo que tengan una conversación de confianza con su familiar», dijo.
En caso de ser víctima o si un familiar entiende que hay una situación de riesgo, se recomienda reportar el fraude a las autoridades. A nivel local, se pueden comunicar con la oficina de HSI al 787-729-6969. En esa línea hay servicio las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Es crucial tomar medidas preventivas para evitar caer en las trampas de los estafadores, al tiempo que se protegen los corazones y las cuentas de banco.