Por Miguel Díaz Román
Para conocer a la industria de seguros puertorriqueña es necesario dialogar con Jaime González, presidente de Antilles Insurance, quien es el descendiente de una tradición familiar que ya cumplió 100 años de faena continua en el campo de los seguros. El ejecutivo ha demostrado ser el continuador de un abordaje imparcial y honesto a las controversias en la industria de seguros y sobre todo, una lealtad absoluta a favor del consumidor.
P: Antilles Insurance es el resultado de una exitosa empresa familiar fundada el pasado siglo y que ha establecido una tradición distinguida en la industria de seguros puertorriqueña, de la que usted es su heredero. ¿Puede hacer un breve recuento?
JG: La historia de mi familia en la industria comenzó con mi abuelo el Sr. Teodoro Ciriaco Gonzalez Cuyar, cuando a finales de la década de 1920 adquirió junto a dos de sus hermanos el Edificio Ochoa en el Viejo San Juan y la aseguradora Puerto Rican American Insurance Company (hoy día PRAICO). Dichos activos le pertenecían a los hermanos españoles Ochoa, quienes se acogieron a la quiebra luego de la gran recesión en EE.UU. en 1929. En 1931 mi abuelo fundó nuestra agencia general Anglo Puerto Rican Insurance Corporation, que es la agencia general de seguros más antigua de la isla. En la década de los 50 mi abuelo Teodoro (esto antes de que mi padre José Enrique González Casalduc comenzara su carrera en la industria de seguros) decidió vender PRAICO porque se dice que pensaba que las agencias generales eran el futuro y no las aseguradoras. Mi padre José Enrique, que tenía otra visión pro aseguradora, decide fundar Antilles Insurance Company en 1968. Si mi abuelo Teodoro no hubiese vendido la PRAICO, hoy se nos conocería como el grupo de seguros Anglo/PRAICO.
P: Su padre fue una voz crítica e inteligente que siempre estuvo a favor de la corrección y la honestidad en la industria de seguros. ¿Usted continúa con esa postura?
JG: Mi padre fue un pilar de la industria de los seguros respetado por todos lo que lo conocieron. Se caracterizaba por ser un hombre recto, honesto y con vasto conocimiento del tema de los seguros. Su reputación fue intachable, y a todos nos enseñó que lo más importante era mantener una disciplina conservadora de suscripción de negocios y un alto nivel de servicio para nuestros clientes. También se distinguió por velar por el mejor comportamiento de la industria, y cuando entendía que algo no se hacía bien, se lo dejaba saber a esa persona o al regulador. Sus escritos son sagrados para mí y con frecuencia me refiero a ellos para seguir inspirándome, luchando y defendiendo a esta industria que tanto quiero. Definitivamente, soy un continuador de su postura y su legado.
P: En sus escritos intenta educar al consumidor sobre el campo de los seguros, que es un tanto complejo. ¿Entiende que la industria debería hacer un mayor esfuerzo para educar?
JG: Casi todos mis escritos están dirigidos al consumidor de seguros. Uno de mis objetivos principales es educar al consumidor, porque en Puerto Rico desgraciadamente no existe un alto nivel de conocimiento de seguros como el que tiene un consumidor en EE.UU. Definitivamente, la Oficina del Comisionado de Seguros podría hacer un mayor esfuerzo para educar al consumidor. En Puerto Rico, para lo que no es el sector de vida y salud, el consumidor por lo general tiene que comprar un seguro para su casa, automóvil y para su comercio. Si nos enfocamos en orientar y educar al consumidor en esos tres segmentos y logramos que se asesore con un buen agente o corredor de seguros, tenemos gran parte de la batalla ganada.
P: Ha planteado que las aseguradoras no tienen la mejor imagen ante los consumidores. ¿Qué ha provocado esa mala imagen?
JG: Esa mala imagen se crea principalmente luego de que ocurre una catástrofe, porque sencillamente no es tan fácil para las aseguradoras atender miles de reclamaciones que nos llegan en cuestión de semanas y poder pagarlas con prontitud. Además, en Puerto Rico nos afectó mucho que dos aseguradoras se acogieron a la quiebra luego del paso del Huracán María. Algunas aseguradoras tardaron demasiado en pagar muchos de sus reclamos porque definitivamente no estaban preparadas para atender un alto volumen. Es importante que la gente sepa que muchos de los retrasos de pagos (y casos que aún están pendiente de pago) se deben a que algunos reclamantes, ajustadores públicos y abogados aprovecharon la catástrofe para inflar sus reclamaciones. En otras palabras, hubo errores de parte y parte. Lo más importante es conocer qué aprendimos de María. Me parece que los asegurados, los agentes y corredores se dieron cuenta que la solidez financiera y el servicio que te brinda una aseguradora es mucho más importante que ofrecer la prima más barata. Antilles Insurance solo tiene una reclamación comercial abierta o sin pago, por tratarse de un caso legal. Tenemos menos de 20 casos residenciales abiertos por estar en litigio. Ninguna aseguradora en este país te puede decir que tiene un número tan reducido en reclamaciones pendientes de pago o abiertas luego del huracán.
P: ¿Cómo puede mejorar la imagen de las aseguradoras? ¿Cree que es necesario hacer cambios al Código de Seguros?
JG: La imagen de nuestra industria la podemos mejorar si con más frecuencia recordamos que los seguros son vitales para la recuperación de un país luego de una catástrofe y la evidencia es que se pagaron más de $7,000 millones en reclamos luego del paso de María. Recuerda que las aseguradoras de propiedad y contingencia no venden nada tangible, solo vendemos una promesa de pago en caso de ocurra una pérdida como un gran fuego, huracán o terremoto. Tenemos que aprender que la solidez financiera de una aseguradora es lo más importante. Mira lo que pasó después del huracán con las dos aseguradoras que se fueron a la quiebra y no olvidemos que otras aseguradoras se salvaron de la quiebra porque sus compañías matrices le inyectaron capital. Muchos de los que laboramos en esta industria teníamos conocimiento de que estas aseguradoras que quebraron cobraban primas inadecuadas, aseguraban cuentas monstruosas y no compraban suficiente reaseguro. Antilles Insurance fue una de las únicas aseguradoras que no agotó su contrato de reaseguros catastrófico luego del paso de María. En relación al Código de Seguros, no creo que necesite un cambio dramático, excepto que se debe enmendar para que se atempere al siglo 21 y se debe simplificar su lenguaje.
P: Antilles Insurance es la única aseguradora que ofrece un reembolso del 20% de la prima anual de la póliza “hazard”, que protege la propiedad de los consumidores, si no se han radicado reclamaciones ¿Los consumidores entendieron la intensa campaña de ustedes a favor de ese reembolso?
JG: El reembolso del 20% por buena experiencia proviene de un estudio actuarial que nos demostró que dentro del componente del dólar prima, se tenía un margen para ofrecerlo. Nosotros decidimos no pagar comisión contingente a las agencias afiliadas a los bancos porque nuestra posición es que una comisión o compensación del 25% es más que suficiente para este tipo de negocio. No olvidemos que en los Estados Unidos la comisión promedio de un agente o corredor para un seguro residencial es de solo 15%. Nosotros no tenemos ninguna controversia con los bancos. Nosotros lo que queremos es que el consumidor sepa que puede seleccionar a su propia aseguradora, agente o corredor de seguros antes y después de efectuar un cierre hipotecario porque sabemos que ningún banco o su agencia de seguros tiene la capacidad de ofrecerle al consumidor una orientación personal. Los consumidores han entendido claramente nuestro mensaje del reembolso del por buena experiencia. Lo que pasa es que la banca y sus agencias de seguros hacen todo lo posible por impedir esa venta con miras a no perder sus ingresos de comisión contingente. Nuestro producto del 20% ha sido todo un éxito. Hemos recuperado aproximadamente un 75% del negocio que nos quitó la banca y sus agencias de seguros hace unos años y lo mejor de todo es que ya no tenemos a estos bancos y sus agencias de seguros controlando nuestra operación de seguros residenciales.
P: Se ha manifestado en contra de la póliza de “Doble Interés” para autos, porque es muy costosa a los consumidores, y por la misma razón también rechazas la póliza “Full Value” para condominios. ¿Cómo se puede proteger a los consumidores de los productos de seguros que atentan contra su bolsillo?
JG: Es bien sencillo. Si no quieres pagar más de un 20% adicional por el seguro de automóvil, como consumidor debes adquirir una póliza anual de seguros con tu propio agente o corredor de seguros antes de comprar un vehículo en el «dealer». No dejes que el «dealer» te venda el seguro, porque te va a vender una póliza de seguros multianual por el término del financiamiento. Los financiamientos de autos incluyen no solo el interés que pagas por el auto, sino también el interés que pagas por la prima de seguros. Sales mejor aunque tengas que financiar una póliza anual de seguros de automóvil porque seguramente puedes encontrar un mejor interés que el que pagas por el financiamiento del automóvil. Con relación al tema de los condominios y el «full value», rechazamos esa opción. No la rechazamos por el tema de que una puede ser más costosa que la otra opción («bare walls»), sino porque con el concepto «full value» el Consejo de Titulares tarda más tiempo en recibir el pago de la aseguradora y cobra menos, porque el monto total del deducible es más alto.
P: ¿Cómo vislumbra el futuro de la industria de seguros, ahora que se ha logrado un acuerdo con los acreedores del gobierno y la Autoridad de Energía Eléctrica se encamina a lograr un acuerdo similar?
JG: El futuro de la industria de seguros debe ser más prometedor con un Puerto Rico que está saliendo de la quiebra. Un desarrollo económico sostenible junto a que el país pueda regresar a los mercados de emisión de bonos definitivamente va a crear más oportunidades de negocios de seguros y fianzas. Habrá que ver si los futuros gobiernos actúan con seriedad y prudencia para que la isla no vuelva a caer en un hoyo.
P: Se ha presentado en la Legislatura el Proyecto de la Cámara 1169 para requerir que la distribución de los seguros del gobierno se realice por medio de una subasta. En el sistema vigente la unidad de Seguros Públicos selecciona los corredores, que son los que finalmente, junto con la agencia, seleccionan la aseguradora. ¿Entiende que el requisito de subasta se debe aplicar tanto para la sección de los corredores como para la selección de las aseguradoras?
JG: El requisito de una subasta que asigna cuentas de gobierno a una aseguradora en particular existe hace muchos años. El problema es que los escándalos que hemos visto a través de los años es que en muchas ocasiones se han seleccionado corredores de seguros por sus afiliaciones políticas y sus donativos de campaña. Yo llevo largos años proponiéndole a todos los gobernadores crear un comité compuesto por un grupo de presidentes de aseguradoras para que seleccione a los corredores de seguros que verdaderamente están cualificados para manejar los seguros del gobierno. El Departamento de Hacienda no está en el campo de los seguros, y no tiene el «expertise» para saber cuáles son esas firmas de corredores de seguros. Una vez que el comité esté establecido se le pueden distribuir los seguros del gobierno por medio de una lotería. Por ejemplo, si el comité selecciona a 10 corredores de seguros y si el gobierno tiene un total de 30 agencias para asegurar, a cada uno de esos corredores se le asignará un total de tres cuentas. La distribución de las cuentas a los corredores se haría por medio de una lotería donde ninguno puede saber cuál se les estaría asignando.