Redacción América (EFE) – Los avances en tecnología y sus aplicaciones en la vida diaria cada vez se hacen más notables, pero parece que 2023 va a ser un año que todos vamos a recordar por auténticas revoluciones digitales.
Pero los protagonistas de esas disrupciones serán conceptos que ya están entre nosotros, como la inteligencia artificial (caso ChatGPT), el «Machine Learning» y el «Big Data».
«MACHINE LEARNING» Y «BIG DATA»: UN MATRIMONIO INSEPARABLE
Como en una retroalimentación continua, no se puede entender el «Machine Learning» sin el «Big Data» y viceversa.
«Es imposible separar el desarrollo de ‘Machine Learning’ de ‘Big Data’. ‘Machine Learning’ o ‘Deep Learning’ o esquemas neuronales convolutivos y demás son viables a través de cantidades masivas de información necesaria para entrenar los algoritmos», asegura a EFE Juan Bello, vicepresidente y jefe para América Latina de GlobalLogic, empresa de servicio digitales con sede en San José (EE.UU.) propiedad de Hitachi.
Para Bello, «en el ámbito de negocios hoy ya estamos viendo cada vez más compañías que están aprovechando la combinación de inteligencia artificial para atención al cliente, prevención de fraude y lavado de dinero, etcétera, sobre todo en las industrias de servicios, actividades financieras, comunicaciones».
«Las implementaciones de aplicaciones prácticas de IA ya están ganando un rol central en esos ámbitos».
REALIDAD VIRTUAL Y REALIDAD AUMENTADA
En estos años también se ha experimentado una explosión de la percepción de las realidades virtual y aumentada, con un plus para esta última.
«Se está viendo cada vez más una tendencia con aplicaciones prácticas de negocios con realidad aumentada -más de realidad aumentada que virtual- porque la virtual requiere el cien por ciento del foco de atención de las personas. Eso implica que se puede interactuar muy pocas horas del día con una realidad virtual inmersiva», explica Bello.
«En cambio, la realidad aumentada no es inmersiva, no nos ‘secuestra’ de nuestro contexto y entorno, si no que se apoya en él».
Ambas realidades son las bases principales de lo que se denomina Metaverso, donde la mezcla de estas dos percepciones digitales de la realidad hace que toda una experiencia vital se traslade de plano, desde las relaciones interpersonales hasta los negocios.
Pero la aplicación de estos conceptos digitales de la realidad sólo podrán hacerla los más capacitados o pudientes.
«Los servicios tecnológicos, y más teniendo en cuenta nuevas tecnologías, requieren hoy de grandes sumas, grandes inversiones de dinero. Es cierto que el Metaverso está atrayendo cantidades masivas de inversión, pero es un entorno. En el caso del Metaverso, todo tiene que suceder dentro de él», asevera Bello, licenciado en Administración de Negocios de la Universidad de Buenos Aires.
LA NUBE CADA VEZ MÁS SÓLIDA
A pesar de las prevenciones, el almacenamiento en la nube ha llegado para quedarse. Desde su invención a mediados de la década de 1990 y su popularización en la de 2000, la nube se ha desarrollado exponencialmente y su capacidad de depósito de información no deja de crecer.
Según Bello, «la tendencia a que la plataforma de computación vaya a la nube continuará y no se revertirá. De la misma manera que nos teníamos que ocupar de tener todas las capacidades, un módem para poder conectarse a la red y toda la infraestructura necesaria en casa, hoy en día no utilizamos nada de eso. Todos esos servicios están en la nube que utilizamos como clientes, desde Netflix o la PlayStation hasta Google. Esa tendencia no va a cambiar».
EL IMPACTO SOCIAL DEL TELETRABAJO
La pandemia por la covid-19 ha impactado en todos los niveles y la tecnología ha sido una protagonista principal en este escenario.
El impacto en 2023 será cada vez más notable, incluso en la reconfiguración social de las ciudades.
«Hoy en día cerca del 15% de las personas que trabajan en la empresa (GlobalLogic) han decidido mudarse a sus ciudades de origen o a otras porque tenían ganas de un cambio de estilo de vida (…). Eso necesariamente genera cambios en el mercado inmobiliario. Los precios de las propiedades en las zonas centrales de las grandes ciudades están cayendo y los de las propiedades en los suburbios están subiendo», dice Bello.
Ahora «está produciéndose una gentrificación (renovación urbana causada por dinámicas sociales ligadas principalmente al mercado) como consecuencia del incremento de costos producto de estos cambios urbano-demográficos», concluye.