Por Ivelisse Rivera Quiñones
El tema del fraude, en sus diversas formas, está en constante evolución, y mientras que estafas como las románticas, los pezcaítos telefónicos y el phishing cibernético son temas de discusión comunes, hay una modalidad que acecha silenciosamente en Puerto Rico: las estafas de potencial de negocios.
Estas estafas, aunque menos ordinarias, tienen un alcance significativo y están cobrando fuerza en la isla, afectando a individuos de alto perfil económico y profesional.
Las estafas de potencial de negocios, aunque no son tan ordinarias en la isla, sí se dan. En estos casos, al igual que en las otras modalidades, muchas veces las víctimas eligen callar y no acudir a las autoridades por no “pasar la vergüenza” de aceptar que fueron estafados. Sin embargo, en el caso de estas estafas, en particular, por el estatus social, económico y profesional, de los perjudicados, la decisión de no acudir a las autoridades y denunciar el desfalco se incrementa.
El tema surgió recientemente durante la presentación de Jorge Andújar, “La matanza de cerdos – La Estafa”, durante la conferencia “El Fraude se viste de verdad, ¿Cómo enfrentarlo?”, organizada por el Colegio de Contadores Públicos Autorizados de Puerto Rico (CCPA), para brindar herramientas a contadores, auditores, así como a líderes y personal gerencial y administrativo para la prevención de este tipo de robo.
“Una estafa romántica es donde el estafador hace un análisis de tu situación actual con información que levanta de las redes sociales y entonces empieza, a través de técnicas psicológicas, a explotar eso con el solo fin y motivo de llegar a sacarte cada centavo que tú tienes en la cuenta de banco”, explicó Andújar, quien aclaró que, “no necesariamente porque hablamos de romántico, el acercamiento es de romance, sino que también te enamoran en el sentido de inversiones. Te llenan los ojos de que vas a ganar mucho dinero”.
Las tres modalidades principales, según Andújar, son las estafas de enamoramiento, las de inversión en criptomonedas y las de oportunidades de negocio.
“En la oportunidad de negocios te enamoran con un ‘vamos a montar este negocio’. Te invitan a lugares, por ejemplo, te dicen ven a Panamá donde yo tengo esto o aquello y te montan la pantalla completa. Hasta invitan a las esposas, se hacen tus amigos por un tiempo, te halagan y juegan contigo y al final lo que quieren es que tú des dinero para una supuesta inversión, que ver con cripto, puede ser cualquier mercado de valores, y una vez la persona da el dinero se desaparecen. Estas son peores porque no solo es un perjudicado, ahí hasta incluyen a las esposas, tocan a todo el mundo”, agregó Andújar, Presidente de Sentinel Education & Sentinel Group.
Este fue el caso de un cliente del Contador Público Autorizado (CPA), Eduardo González Green, quien fue “seducido” por un alegado empresario boricua que había regresado a la isla a supuestamente hacer negocios beneficiándose de la Ley 60 (antes Ley 20 y Ley 22), y quien fue defraudado en $450,000.
“Esto fue un empresario de buena reputación, diestro en sus negocios, con múltiples compañías y buenos abogados y CPA que lo orientaban. Sin embargo, la persona lo enamoró. Le puso la parte de la emoción. Enamoró emocionalmente a mi cliente, enamoró a la esposa, y les puso un sentido de urgencia a la oportunidad de negocio, logrando que el empresario ejecutara la transacción económica sin llamar a sus abogados o al CPA”, relató González Green.
El CPA destacó la agilidad de estos perpetradores, incluso los describió como “maquiavélicos”, ya que aunque en el caso de su cliente hubo “señales de peligro”, la audacia del estafador fue tal que logró salirse con la suya.
“La agilidad de estos perpetradores es tan grave, que un tipo tan audaz como este empresario cayó en esto. Fuimos a un almuerzo y esta persona que se supone era millonario y era el que quería hacer el negocio no pagó la cuenta. Dejó que mi cliente pagara, eso a mí me estuvo extraño”, lamentó Green.
Este empresario, lamentablemente, sufrió todos los embates de la estafa, ya que la vergüenza y la carga emocional de enfrentar un proceso criminal, le impidieron ir a las autoridades a buscar justicia.
“El cliente fue a fiscalía y después desistió. El aspecto emocional es tan grave que no quiso hacer nada más. Dijo, ‘lo doy por perdido (el dinero). No quiero hacer más nada. Emocionalmente, no puedo”, narró González Green, mientras comentaba que su cliente también desistió al temer por su seguridad y la de su familia en caso de querer conseguir una convicción y recuperar el dinero.
En este tipo de fraude, como en todos los demás, el consejo de Andújar es mantener cierta “maldad de pensamiento”.
“Cuando te ofrecen algo que es muy bueno para ser cierto, eso es súper raro, así que automáticamente tienes que evitar a esa persona. Muy probablemente lo que está es tratando de comenzar una relación contigo, para a la hora de la verdad, defraudarte”, subrayó Andújar.